sábado, 20 de septiembre de 2014

Bonao llora aun la perdida irreparable de dos columnas de la honestidad y conducta publica


Alfonzo Fermin

Bonao en apenas horas ha perdido a dos de sus hombres más ejemplares en su historia en los referente a obras y virtudes las que quedaran grabadas en la inmortalidad, se trata de don Antonio Paulino, quien muere a los 75 años y don Alfonzo Fermín, a los 84 años, dos padres en nuestra generación.

Las obras que ambos enmarcaron en su vida política y social, fueron virtudes imborrables las que quedaran por siempre en la memoria de todo hijo de Monseñor Nouel, en especial, de todos aquellos que tuvimos la oportunidad de trabajar y estar cerca de ellos.

Estos días han sido de muchas tristezas para los municipios de Bonao, Piedra Blanca y Maimón, pues las supervivencias de estos dos pilares en sus respectivas familias y en los que nos resultaron ejemplos de conducta, se no hace imposible ondear el luto que nos embargas pues aunque es el proceso de la vida se nos hace imposible aceptarlo.

Antonio Paulino
Tanto don Antonio Paulino, como don Alfonzo Fermín, nos han dejado un legado y lo es, su amor, sus compromisos con el bienestar común, ese compromiso reforzador de valores del que por separados, ambos insistían en defender y cultivar en los demás.

Ambos muy a pesar de haber ocupados sitiales importantes en la política, en la sociedad, definieron sus noblezas y solidaridad las que servirán o han servido de apoyo en la vida pública de los que optaron en sus familias continuar su norte como son los casos de Angie Paulino y Niño Fermín, en los cuales parece ser se conservaran esos mismos valores conductuales.

Las muertes por separación de horas de estos dos ilustres munícipes, representa una gran pérdida para la provincia Monseñor Nouel y para el país, pues estos fueron modelos de honestidad, dignidad, pulcritud y de solidaridad  lo que de manera automática,  han puesto en práctica y quizás sin proponérselo, sus descendientes en la vida pública y privada que le ha tocado ejercer.

Por momento, Bonao queda huérfano de sus ejemplos y conductas, pues ambos fueron dos preocupados por el bienestar de los demás lo que les llevo a cultivar la delicada flor de la amistad en todos aquellos que de una forma u otra le trataron.

Paz a sus restos.

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