De Mi Escritorio.
La últimos actos delincuenciales
ocurridos en Bonao, dan la sensación de que la esperanza de lo que significa la
vida humana, ha muerto.
La Familia Nouelense, siente que
se esta en el umbral de sus días ante el desampara a que le ha sometido el
Estado Dominicano en cuanto a la seguridad ciudadana, es como si el espíritu del
desarrollo que requiere Bonao, se venciera ante el desorden, el caos y la corrupción
de sus gobernantes.
La justicia en sentido general,
no ha querido reflexionar frente a los que esta pasando, esta no ha querido
expresar responsabilidad en el moldeamiento de las imparables y desafiantes agresiones de la ideología delincuencial,
al parecer esta parte de la justicia dominicana sigue siendo ciega y hasta
cierto punto sorda y muda, pues no hay respuestas a tan funestas acciones.
Las comunidades de Bonao, sus
barrios, viven sus días vacios, sin esperanza de que sus autoridades las que en
el fondo saben, que no hay tiempo que perder, la delincuencia hay que
detenerlas no importa el uso de sus procedencias, basta con solo hacer
resplandecer la verdad.
La familia Monseñor Nouel, tiene
un solo grito, un solo reclamo, paren ya los crímenes y los asaltos que a
diario vienen cometiendo nuestra juventud, nuestra niñez contra una población indefensa
y los que ocurren, por falta de unidad y paz espiritual de nuestras autoridades
la que al parecer nada ni nadie les importa.
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