domingo, 15 de octubre de 2017

Dos ideas malsanas que la vida misma apaga




Una Opinión invitada

Muchos han considerado, que si las voces de César Medina y Alvarito Arvelo, se hubiesen ofrendados en defensa de la gran mayoría, no así a ésta partidocracia inepta y sin escrúpulos, hoy no tuviéramos esta democracia amorfa e incapaz de satisfacer los requerimientos y servicios ciudadanos.

Ambos comunicadores prefirieron el lujo, la lujuria del poder político en vez de catapultarse en la historia comunicacional de la Republica Dominicana, como dos grandes defensores de la libertad, la democracia y desarrollo de los pueblos.

Empeñar el privilegio del poder a través del micrófono en vez de enfrentarlo, resulta altamente asqueante y repudiable por tanto, pedirle a un pueblo que rece por quienes desde el privilegio del micrófono, nunca han expresados el mas mínimo gesto de misericordia  hacia los dominicanos y los que hoy ven plegada su vida al filo de un costoso tratamiento médico o a la operación urgente de un quebranto de salud.

Tanto César Medina como Alvarito Arvelo, padecen los quebrantos de mortales enfermedades, las que por mas dinero que hayan acumulados producto de sus desdeñables alianzas con agentes del gobierno, no podrán impedir que en corto tiempo salvo un fortuito milagro de Dios, sus vidas se apaguen como llamas de lámparas.

No entendieron que la vida es una pequeña llama que hasta con la ligereza de una brisa pálida se apaga, esta en nosotros si iluminar los recónditos rincones del mundo o apagarlos

Cesar Medina y Alvarito Arvelo, a pesar de la incertidumbre de sus vidas, están a tiempo de iluminar con sus apaciguadas llamas, una apagada sociedad que no encuentra esa luz que ilumine el camino al cual una política errada de sus gobernantes le mantiene en la oscuridad.

Por; Leonardo Jaquez.

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