Cuando la señora Cedeño de Fernández habló de robar, refiriéndose a una
madre al borde del abismo emocional por falta de recursos para alimentar a su
hija, debió pensar en los funcionarios de los gobiernos de su marido y de ella,
considerados los más corruptos de toda la historia del país, y uno de los más
corruptos del mundo.
Debió pensar en los cien mil millones de pesos al año, unos 800 mil
millones en los ochos años de su marido y suyo que se llevaron la corrupción.
Con ese dinero, esa madre, ni ninguna otra madre dominicana, habría tenido que
“robarse” una lata de leche para alimentar a sus vástagos.
(La doña nunca condenó el robo de los 130 millones de dólares de la Sun
Land desde el Palacio Nacional, ni a los mafiosos de las importaciones que
arruinaban a los productores, ni a los señalados por el pueblo en los 152 casos
de corrupción durante los 8 años de gobierno suyo y de su marido).
Estoy más que seguro que con los 17 millones de pesos que Cedeño de
Fernández gastó (cerrando tiendas en España y otros lugares) en sombreros de
mal gusto, zapatos y otras porquerías, esa y otras madres no habrían tenido
necesidad “de robar” y mucho menos de ser “reincidentes”.
En este país el que se roba un peso es un ladrón, pero el que se roba mil
millones, como ocurrió durante los gobiernos de Leonel y Margarita, les llaman
Don. (Incluso “doña”).
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