Por: Tony
Balbuena
Sin
aceras, contenes, y calles llenas de piedras, sus pobladores narran las
vicisitudes que diariamente padecen, como consecuencia de la insensibilidad,
que por años han mostrado los representantes del gobierno municipal y del Poder
Ejecutivo.
Viviendas
construidas de hojalata, cartón y trozos de madera desechables, se visualizan
al llegar al sector establecido a las orillas del río Yuna.
Su
población carece de fuentes de empleos estables para sobrevivir.
No
han valido los reclamos, que han profesado para ser reubicados en lugares
seguros, y poder vivir sin el temor que representa el caudaloso afluente.
Con
un futuro incierto, desde hace décadas vienen demandando que el Instituto
Nacional de la Vivienda, INVI, construya de casas individuales, que les
garanticen un albergue seguro.
A
pesar de ser tan pobres, pagan tarifas eléctricas per cápita, que oscilan entre
700 y 800 pesos al mes, lo reduce el pírrico presupuesto familiar de que
disponen para cubrir sus necesidades básicas.
José
Dolores Tejeda, presidente de la Junta de Vecinos, nos cuenta, que desde que se
anuncia la temporada ciclónica, no reconcilian el sueño por temor a ser
arrasados mientras duermen por las aguas del río.
Asegura,
que las tierras ocupadas por unas 800 familias para levantar sus casuchas, eran
parte del cauce del río, lo que le hace recordar las tragedias de los afluentes
Yubazo en San Cristóbal y Blanco en Haití, donde cientos de personas
fallecieron ahogadas y otras desaparecieron.
Dijo,
que residen en el lugar porque no tienen alternativas, carecen de fuentes de
empleos y han sido abandonados por los políticos.
Visiblemente
indignado, sostiene que los políticos solo van a su comunidad en tiempos de
campaña electoral a buscar votos. Preocupado por la situación que padecen,
clama al presidente Danilo Medina, para que acuda en auxilio de sus pobladores.
Dice
que el presidente Medina, es un mandatario solidario y sensible al dolor
humano, por lo que no les dará la espalda y más temprano que tarde vendrá a
socorrerlos.
Brisas
del Yuna, es una de decenas de comunidades abandonadas que abrigan la esperanza
prometida por el presidente Medina en eslogan de campaña de corregir lo que
está mal, continuar lo que está bien y hacer lo que nunca se ha hecho.
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