Cuando se están agotando los
plazos para seleccionar candidatos a todos los niveles, en el PLD persiste la
lucha grupal entre reeleccionistas y antirreeleccionistas.
El gobernante Partido de la Liberación Dominicana
(PLD) perdió esta semana el control político que había mantenido por más de una
década en el Congreso Nacional, debido al choque frontal que mantienen
divididos los sólidos liderazgos del presidente Danilo Medina y el expresidente
Leonel Fernández.
La profunda crisis interna se refleja además en
la inusual inercia de los principales organismos de dirección del partido. Este
es el caso del poderoso Comité Político, que pese al mandato estatutario para
trazar la política legislativa, ha evadido en esta ocasión el tema de una nueva
reforma constitucional.
Una actitud contraria adoptó en su reunión del 19
de abril de 2015 cuando decidió introducir un proyecto de reforma
constitucional para que el presidente Medina pudiera optar por un nuevo
mandato, según lo anunció en rueda de prensa el secretario general Reinaldo
Pared Pérez en una lujosa villa de Juan Dolio.
Pero para poner fin a la crisis desatada por la
rebelión del grupo de Fernández, los 35 miembros del Comité Político firmaron
un acuerdo de 15 puntos el 28 de mayo de 2015 conocido “Reelección por
reelección”, que no solo se mantiene vigente, sino que muchos de los temas
acordados están pendientes de aplicación.
Es evidente que en la presente coyuntura los
senadores y diputados peledeístas han quedado a merced de los fanatismos
danilistas y leonelistas, sin ningún lineamiento ni orientación institucional
que los guíe en medio de las veleidades.
Por eso sorprendió a los analistas que el
secretario general del PLD y presidente del Senado, junto a otros 22 miembros
del Comité Político, exigiera al presidente del partido y a sus seguidores, que
respeten los organismos partidarios, que no se entorpezcan los poderes del
Estado y que las diferencias internas se manejen en democracia mediante el
debate interno y el respeto a la decisión de la mayoría.
Debido a esta incompatible realidad la minoría
opositora en el Congreso Nacional, principalmente en la Cámara de Diputados,
tiene en sus manos el tortuoso devenir de los trabajos legislativos. Mientras
frente al solemne edificio se confunden cada día, un cerco policíaco-militar
con las multitudes que rechazan los intentos de otra reforma constitucional
para que el PLD repostule al presidente Medina.
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