
Ha estado circulando en las redes sociales
juicios no muy propio de los dos principales precandidatos a la alcaldía por el
PRM, Eberto Núñez y Jose Sosa, juicios perturbadores frente a la muestra de
voluntades y de respeto de competencia que ambos vienen mostrando lo que
indica, que impera un sector dentro de la organización política con deseo de
dividir o crear conflicto interno.
Leí de manera incrédulo en las redes sociales, /Que
el presidente del PRM, Eberto Núñez, llamó samba a su compañero de partido y
aspirante a la alcaldía de Bonao, Jose Sosa/, digo no creer ni dar veracidad a
tal declaraciones porque conozco a ambos contrincantes los cuales son incapaz
de expresarse de esa manera uno del otro pues su popularidad esta basada en los
mandatos constitucionales pero sobre todo en la decencia.
Por suerte el precandidato José Sosa, a pesar de
tener un equipo de asesores agresivo en materia de ciencia política, no ha
respondido quizás, por no transitar el tramo de la discordia dentro del proceso
de convención en el que está sumergido en estos momentos el PRM, en el que su
proceso marcha por buen camino frente la mirada de la población pero que
internamente, es preocupante.
Algún sector del PRM en Bonao, quiere hacer sonar
trompetas y convertir la precandidaturas
a la alcaldía de Eberto Núñez y Jose Sosa, en una guerra de intereses por tanto
se ha comenzado a tocar tambores
Que bueno que los comentarios publicados han
encontrados muros de contenciones de
ambos lados por lo que seria bueno, estos investiguen de donde salen esos
gritos de guerra a los fines de que el camino a transitar luego de la convención
del PRM, quede libre de piedras y las heridas curadas para así, todos juntos irse a las calles con un mismo
proyecto y un solo ideal, trabajar en beneficio de la gran mayoría.
A partir de esta semana tanto Eberto Núñez, como Jose
Sosa, ambos candidatos a dirigir la alcaldía en el 2020, estarán en las calles día
y noche en ambos, existe el respeto y un liderazgo político el que cada día es
madurado y solventado por reglas partidarias y democráticas en la que impera la
competencia, no la rivalidad.
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