El Partido de la Liberación Dominicana, PLD, para ganarse el voto en 1996, apeló a un discurso fundamentado en la demagogia, el engaño y la trampa, prometiendo las cosas que jamás en su vida llegaría a cumplir.
El PLD de 1996 criticó hasta por los codos lo que entendía habían sido las cosas malas de los gobiernos del PRSC y del PRD, comprometiéndose a realizar una obra de gobierno diferente en todos los sentidos.
Los votantes cayeron en la trampa que planteaba un PLD opositor disfrazado de hermosas frases, de bellos conceptos, de elucubraciones poéticas, de promesas y reivindicaciones que eran presentadas a los sectores sociales y votantes como política e ideológicamente nuevas, diferentes al discurso de los partidos y políticos tenidos como tradicionales, con planteamientos electorales que se fundamentaban en la promesa de hacer un gobierno que transformaría y desarrollaría nuestra nación en lo económico, en lo social, en lo cultural y en lo institucional.
El engaño no se hizo esperar: antes de cumplir su primer año el gobierno del PLD y Leonel Fernández fue catalogado por Joaquín Balaguer (quien tuvo una gran cuota y responsabilidad política en su ascenso al poder) como “más de lo mismo”, hasta el punto de que las intentonas golpistas para sacarlos del poder por parte de los sectores más reaccionarios no prosperaron, gracias a la firme negativa del doctor José Francisco Peña Gómez y del sector más progresista del PRD.
Y tan insuficiente fue la obra de gobierno de Leonel Fernández y el PLD que apenas pudieron durar esos cuatro años en el poder, porque muchos votantes, al sentirse engañados, prefirieron aplicar el voto castigo al favorecer a Hipólito Mejía y al PRD.
Y Leonel Fernández, quien hablando bonito domina magistralmente el discurso político basado en la demagogia y el engaño, se presentó como candidato presidencial para las elecciones de 2004, fundamentando su campaña electoral en las críticas más inmisericordes en las que sólo se destacaban los aspectos más negativos del gobierno que le antecedía, no sin antes comprometerse a realizar una obra de gobierno que sería la negación de la realizada por Hipólito Mejía.
Aquí también logró de nuevo engañar a todos los votantes que decidieron votar por Leonel con la falsa creencia de que realizaría un gobierno que enfrentaría la inmigración ilegal, los apagones, la corrupción administrativa, la delincuencia, la violencia, la criminalidad, la inseguridad ciudadana, el narcotráfico, la falta de circulante, el alto costo de la vida, el hambre, la miseria, la falta de oportunidades, la falta de viviendas, los problemas de la educación, la salud y el transporte.
Sin embargo, ahora es que estos problemas sociales han crecido a niveles alarmantes, precisamente durante la presente gestión del PLD y de nuevo nos viene con cantos de sirena, con un candidato que no hace más que repetir el mismo discurso fundamentado en pura retórica, la demagogia y el engaño, como lo es Danilo Medina.
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