Ejercer el
periodismo de manera pulcra en Monseñor Nouel, requiere de mucho sacrificio
debido a los golpes bajos que palmean en quienes sin ningún tipo de vocación ni
olfato periodístico se enganchan al ejerció acorralando a los verdaderos
profesionales de la comunicación.
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En Bonao,
el día del periodista atrapo a sus gremios en el pantano del descrédito y lo
que parece no preocuparles a los directivos de ambos gremios pues al parecer
los periodistas de vocación perdieron el rumbo dedicándose muchos de ellos a
escribir o hablar por encargo obviando toda ética de moralidad.
.
Ni el
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, SNTP, ni el Colegio Dominicano
de Periodistas, CDP, en Bonao, han
procurados ni tan siquiera por asomo detener este mal, todo lo contrario, han
promovido el analfabetismo periodístico abriéndoles las puertas en las salas de redacción de periódicos y
revistas, programas de radio y televisión así como en paginas digitales a
personas descalificadas para ejercer el periodismo.
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Ninguna de
las dos instituciones han hechos nada para restaurar el que los verdaderos
profesionales del periodismo ejerzan su labor con el criterio que este
amerita, que no sea el dinero que pernee
en tan sagrada profesión muy a pesar de la censura que los propietarios de los
medios han impuestos como obstáculo al ejercicio profesional del periodismo.
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Sabemos que
el mayor mal a la profesión periodística de Monseñor Nouel, las han profanados
los dueños de los medios electrónicos rentándoles espacios a gente sin los
requeridos conocimientos en la materia acción de la que se han hechos cómplices
los propios gremios de prensa quienes pasan desapercibido dicho accionar
desconociendo así, que esto va en sus propios descrecimientos o limitaciones.
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Hagamos el
intento, suspendamos el crecimiento del analfabetismo periodístico en Monseñor
Nouel, sin que necesariamente se estanquen esos nuevos valores que si vienen a
evolucionar la calidad y el buen criterio del periodismo nacional, elevemos
esta cultura premiando a quienes verdaderamente enarbolan la bandera de un
periodismo vocacional, pulcro y ético.
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