Un informe de 40
páginas, elaborado por la Dirección de Informática de la Junta Central
Electoral, puede servir como base para que el Ministerio Público actúe en
defensa del patrimonio del país, y procese a los pasados funcionarios del
organismo electoral y los ejecutivos de la empresa INDRA Sistemas S.A, quienes
pactaron un contrato por 31.8 millones de dólares para automatizar el registro
civil y los procesos del escrutinio electoral, y no sirvieron para nada en las
elecciones del 2016, pero tampoco sirven para futuros procesos electorales
dominicanos. Claro, la JCE terminó pagando 39.4 millones de dólares por el
servicio no prestado, y que provocó un tremendo entaponamiento en la
transmisión de los resultados electorales, que no se tuvieron hasta un mes
después de las elecciones.
“El 11 de febrero de 2015 se convocó
la licitación JCE-CL-LPI-012015 en busca de nuevas tecnologías que permitiera
mejorar los tiempos de respuesta en elecciones de alta complejidad como las
Congresuales y Municipales. Licitación adjudicada a la compañía Indra Sistemas,
S.A. en fecha 5 de diciembre de 2015 por un monto de US$ 31,831,680.00 dólares
americanos (ITBIS incluido)”.
Así comienza en el informe de la Dirección de
Informática de la JCE, para concluir que “Por todo lo enunciado en los
párrafos anteriores, salvo su mejor parecer, sugerimos No hacer uso en procesos
electorales futuros de los equipos de registro de concurrentes y de escrutinio
automatizado”. Está claro que esos equipos no sirvieron para nada, y
ese acuerdo se convirtió en una burla al pueblo dominicano. Se trata de 40
millones de dólares malgastados, entregados supuestamente a una empresa que no
rindió los servicios, ni entregó los equipos para el escrutinio de los votos, y
que tan pronto recibió el dinero se marchó del país.
El doctor Eddy Olivares Ortega, quien fuera
miembro titular de la JCE, había sugerido con tiempo y con documentos que se
sometiera judicialmente a los representantes de la empresa por incumplimiento
de contrato, pero los ejecutivos encabezados por Roberto Rosario Márquez
rechazaron esa posibilidad. Decidieron, convenientemente para ellos, cerrar el
caso.
Este documento de la Dirección de Informática
contiene detalles de la irresponsabilidad con que se manejó ese contrato, de la
forma en que fue marginada la parte tecnológica de la JCE, y los manejos
irresponsables que se hicieron con ese pacto, que expusieron al país ante una
posible ruptura del orden democrático, porque se trató de una elección
presidencial, que de haber resultado competitiva, hubiese desencadenado actos
de violencia incontrolables.
El documento explica la desgracia de la sociedad
dominicana, con instituciones que se burlan de los mecanismos de supervisión.
“Es evidente la improvisación, la
falta de control y la carencia de un plan de trabajo integrado a un plan
estratégico y al calendario electoral. Esto se veía venir con el hecho de
firmar un acuerdo de tecnología, con todo lo que esto implica, y modificaciones
de ampliación al acuerdo, a menos de 75 días de las elecciones. Pero, esta
falta de control se hace claramente evidente al aceptar la entrega de los
equipos a pocos días de las elecciones”.
¿Necesitas más de ahí el Ministerio Público para
actuar contra las pasadas autoridades de la JCE y de INDRA Sistemas?
Si es así, que se necesita más, que lean este
párrafo del informe:
“Sin embargo, las recomendaciones
técnicas fueron obviadas debido a la constante improvisación y premura del
proceso. En cuanto al software, esto permitió que fallas graves reportadas
desde el inicio quedaran sin resolver. En cuanto a los dispositivos, implicó el
ensamblaje de los mismos con fallas inaceptables para su uso en un proceso
electoral. Esto último quedó demostrado por más de 4 mil unidades que, solo de
problemas de hardware, fallaron tanto en las pruebas como en las elecciones”
Y hay más, para que quienes tenían dudas sobre
las buenas intenciones de las autoridades, ahora comprendan en manos de quiénes
estábamos con la organización de las pasadas elecciones. Esas autoridades
dejaron deudas por encima de los 2,400 millones de pesos:
“Consideramos que todas las
modificaciones, arreglos y mejoras solicitadas debieron ser sometidas y
arregladas dando cumplimiento a la garantía. Además, el principal problema
detectado ha sido el del conteo de las boletas, el cual no fue arreglado a
pesar que se destinó una partida con un valor de US$ 3,979,520.00 dólares
americanos por el concepto de “Mejoras a los equipos de Identificación y
Registro”; partida que en el punto II.2.2 del Anexo I define como su objetivo
precisamente atender este tema de las boletas”.
Algo tendrá que hacer el Ministerio Público en
este caso. Ya la JCE emitió su informe técnico. No le toca hacer nada más,
porque es el Ministerio Público en que debe asumir ahora la responsabilidad de
investigar a dónde fueron a parar los casi 40 millones de dólares que se
pagaron para ese proceso.
Con estos dos párrafos del informe cerramos este
comentario:
“El desempeño de los equipos,
conforme a las expectativas contratadas, fue muy pobre. Un 36% de los Colegios
Electorales no transmitió ningún dato y aproximadamente el 58% de las
Relaciones de Votación del nivel C1 fueron procesadas de forma manual debido a
que no se pudo completar el proceso desde los Colegios Electorales”.
“Por cuanto, luego de revisar el diagnóstico
realizado a las unidades de registro y escrutinio, y habiendo ponderando los
problemas técnicos de los equipos juntos con los fallos de software, salvo su
mejor parecer, sugerimos no hacer uso de los mismos en procesos electorales
futuros”.
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